EL MURO DEL ESCRITOR
Expresa tus emociones
jueves 23 de enero del 2025 21:13 semana 04
Yeniset Vaz
Cuando lo supe fui inmediatamente.
Una vez más ingresé a ese edificio, blanco, frío con rostros de alegría mezclados con incertidumbre. Algunos pálidos, gélidos, otros simplemente tristes. Percibí ese olor inconfundible entre remedio y veneno. Caminé por ese amplio pasillo entre voces y sollozos. Observando las esperas, escuchando involuntariamente las charlas vacías y los silencios profundos. Así me fui aproximando a tu habitación, entre colores fríos, aromas y rostros.
¡ Ahí estabas! , tan perfecto ante mis ojos. Como siempre.
Inmóvil y perenne, las sábanas te acariciaban. Tu piel, ¡inmaculada piel!
Sutilmente alcanzada por agresores que visualizaban tus latidos y retenían tu aliento.
Eras tú y no lo eras. Yo te vi perfecto, quizás te contemplaba a través de mi alma.
¡Sí!, fue eso. Respiré, suspiré, inhalé coraje, ese que se logra en esas circunstancias.
La vida te apura, te moviliza, te convierte en su hoja que baila con el viento. Como el bailarín que ejecuta su danza. Con esa mezcla de emociones, que nos hiere, que nos evaporiza, que nos convierte en más humanos y más bestias.
En ese instante al exhalar coraje, sostuve tu mano, esa que tanto anhelaba. Sentí tu calor generado por ganas, por ansías.
¡Óyeme!, te dije, abriendo mi monólogo con mis sentimientos y con mis remordimientos. Tuve ganas de expresarme verborrágicamente. Mi timidez, ni en esa oportunidad me soltaba la mano, siempre fue mi fiel compañera.
¿Qué decirte?, ¿todo era importante?, ¿cómo expresar lo que siente el alma? ¿cómo resumir el amor? ¡No! imposible.
Decidí despedirme y acto seguido sentí el calor de tus labios, más suaves que la seda y más ardientes que el sol. Rocé cada uno de sus pliegues. Mojé mi ansiada alma, de forma lujuriosa y angelical a la vez.
Un segundo, dos o quizás tres segundos.¡Qué importaba!
Sellamos nuestro final.